-Cariño, ha venido una chica y pregunta por ti, ¿Le digo que pase?
¿Una chica preguntado por mi? ¿Por mi? ¿Quien será?
-Dile que espere en el holl.
A mi madre se le escapa una sonrisa cómplice, de esas que tiene una madre cuando sabe que le pasa a su hijo. Baja las escaleras y se oye el ruido de la puerta al abrirse. Una voz femenina la saluda y mi madre contesta amablemente y se oye el ruido de otra puerta, parece la de la cocina.
Miro por una rendija de las escaleras. Se ve una melena negra, y esas extensiones rojas que paran el pulso.
¿Carla? ¿Pero que hace aquí? Corro al baño y me miro al espejo, pelo bien, aunque me lo vuelvo a peinar; me pongo un poco de raya azul en los ojos y un poco de brillo en los labios, pero mi reflejo me dice que esa no soy yo y me lavo la cara. Voy bajando las escaleras, y a cada peldaño mi pulso se va acelerando, lo siento al lado de las orejas, tengo calor y seguro que me he puesto roja.
-Hola-sonrío, pero no quiero parecer tonta y me pongo seria.
-Hola-me dedica una sonrisa, a mí, Carla.
No sé que decir, pero cuando lo estoy pensado se me adelanta.
-Sandra, voy a tu clase de literatura, y creo que coincidimos en algunas más ¿sabes quien soy?
Claro que se quien eres, es más lo que no sabia es que tu supieras quien soy yo.
-Si, te he visto en clase.-Me quiero morir de la vergüenza, ojalá se me ocurriera algo ingenioso, algo que la hiciera reír, pero no me sale.
Lleva la ropa de esta mañana, sus manos sostienen una carpeta negra con fotos de grupos heavys.
Juraría que el contorno de sus ojos es ahora más negro, más brillante.
-Enrique me ha dicho que eres la mejor de la clase, es cierto ¿no?
Ahora si que me muero, ¿que se supone que tengo que decir?
-Creo que si, no lo se.
-Yo creo que si-me sonríe- veras, me ha aconsejado que podríamos hacer juntas el trabajo sobre Anne Rice, es la escritora famosa que he elegido ¿Te gusta? si quieres la cambiamos por otra.
-Anne es mi escritora favorita, ¿a ti también te gusta?
-También es la mía, me encantó entrevista con el vampiro.
-Crónicas vampiricas sin duda, aunque Cántico de Sangre deja mucho que desear.
-Si, la verdad es que fue perdiendo con los años, pero aún perduran sus primeros libros; La reina de los Condenados por ejemplo. Ósea que nos va a salir un buen trabajo, a no ser que ya tengas otro compañero o no lo quieras hacer conmigo.
Por solo estar cerca de ti haría el trabajo de la pedante escritora J. K: Rowling.
-Pues no, no tengo otro compañero, no me importaría hacerlo contigo
-Menos mal, ya me veía haciéndolo con cualquier paleto de clase, por eso he venido a tu casa y no me he esperado a mañana, además, como no tengo nada que hacer podríamos empezar ya. Si quieres podríamos ir a mi casa, donde te sientas más a gusto, tú eliges.
-Aquí estoy bien, ven, vamos a mi cuarto.
Empiezo a subir las escaleras bien, pero al pensar que ella viene justo detrás de mí pierdo el equilibrio y me balanceo, pero sus firmes manos me agarran por la espalda y me sujeto a la barandilla de la escalera.
-Uis que caes-una carcajada sale de sus perfectos labios escarlata.
-No importa, sígueme.
Presto mucha atención para no volver a caerme y cuando llego a mi habitación echo una mirada rápida para ver si esta todo en orden, y si, lo está.
-Pasa, siéntate en la cama mientras yo voy a por otra silla.
Bajo las escaleras corriendo y paso a la cocina.
-Mamá, estamos haciendo un trabajo en mi habitación, por favor no nos molestes.
Cojo una silla negra de madera que pesa bastante.
-Sandra, cariño, no voy a subir, tranquila.
Abro la puerta como puedo y subo las escaleras, ahora cargando con una silla.
Paso a mi habitación sulfurada. Dejo la silla frente a la mesa del ordenador, y procuro que se quede muy cerca de mi silla.
Carla está sentada en mi cama, y tiene mi MP3 en las manos. Seguro que estaba en la mesilla.
-Uou, tienes música de calidad.
-Gracias-¿le digo algo más? ¿Me callo?-En el ordenador tengo más.-Digo recordando que una vez la escuché decir que Ozzy Osbourne le gustaba y tengo casi toda su discografía en una carpeta del ordenador.
Se levanta de la cama y su falda se sienta en mi silla, yo me tendré que sentar en la de madera. No me importa. Corro un poco la silla para atrás y me siento. Pulso el botón de encendido del portátil. Un hada negra sale en el fondo, me gustan las hadas tristes, llorando o sangrando. Abro la carpeta de Ozzy. -¿Te gusta?
-Bastante la verdad, jamás hubiese imaginado que a ti también, eres una caja de sorpresas.
Me sonrojo tanto que me tengo que quitar la chaqueta.
-¿Qué tal si empezamos el trabajo?-Me dice-Cuando antes lo acabemos menos te molesto.
-No tranquila, no me molestas. Pero está bien.
Abro Google y escribo Anne Rice. En primer lugar está una página en la que aparecen muchas biografías. Pincho sobre la que buscamos y empiezo a leer.
Cuando la acabo miro a Carla.
-¿Te gusta esta biografía?
-Si, aunque la verdad no creo que Sangre y oro tuviera pocas ventas, ¿Qué tal si probamos en otra pagina?
Me salgo de aquella página, y mientras que estoy buscando en la lista alguna que merezca la pena, una ventana de mensajes instantáneos se abre. No me había dado cuenta de que un Messenger se había conectado solo, siempre lo hace cuando enciendo el ordenador, peor no me acordaba.
La ventana es de Rubén, que me amenazó con que no le volviese a borrar, así que decidí ignorarle. La ventana minimizada brilla naranja intermitentemente. La cierro sin ver lo que ha escrito y cierro a toda prisa este programa.
Carla me mira incrédula.
-¿Ese es el Rubén de clase?